San Isidro Labrador: una devoción viva en comunidades de Toluca
La fe campesina resiste entre danzas, retablos y cantos en la capital mexiquense con San Isidro Labrador desde este 15 de mayo.

En el barrio de Santa María Zozoquipan, dentro de la delegación de Santa Ana Tlapaltitlán en Toluca, el calendario agrícola y espiritual se entrelaza cada año el 15 de mayo con una celebración que mantiene encendida la memoria del campo.
Se trata de la festividad en honor a San Isidro Labrador, patrono de los campesinos, que convierte calles y casas en altares vivos, donde las danzas y los rezos renuevan un compromiso ancestral con la tierra.
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¿Cómo empezó la devoción a San Isidro en Santa Ana?
La historia no está escrita en documentos, sino en la voz de quienes crecieron con ella.
Victoria Ramírez, vecina del barrio, lo cuenta con el recuerdo de lo que le contaba su familia desde niña.
“La esposa de San Isidro le decía ‘Isidro nada más está en la iglesia y no trabaja el arado’, sin saber que él estaba orando para tener un mejor cultivo”, relata.
De esa forma, afirma, la imagen de San Isidro ha acompañado los ciclos del campo, y su celebración ha sido sostenida por generaciones que, como la familia Rodríguez, han mantenido viva la tradición de las cuadrillas de manga roja por 48 años.
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¿Qué representan las cuadrillas de manga roja?
Las cuadrillas son más que una coreografía colectiva; para quienes las integran, son actos de fe.
Abel Rodríguez, encargado de coordinar una de las cuadrillas, explica que los ensayos inician semanas antes del 15 de mayo, involucrando a niños, jóvenes y adultos en una preparación que va más allá del movimiento.
“Bendito sea Dios señores, qué bonito ha llovido, porque gracias al señor San Isidro nos manda el agua, el alimento, el pan de cada día, si no, nosotros no tuviéramos el pan que llevamos a la boca”, recitan los integrantes durante sus recorridos por las casas del barrio.
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¿Qué historia cuentan los retablos familiares?
La celebración también se expresa en los retablos elaborados por manos locales. Pablo Hernández, descendiente de una familia que durante décadas ha mantenido esta práctica, recuerda que su abuelo usaba semillas, madera de encino y tela para construir representaciones de San Isidro.
“Usábamos semillas de todo tipo, y yo ayudaba a hacer los dibujos junto con mis primos, antes eran de manta con marco de encino y yuntas de reses”, recuerda.
Estos retablos no solo adornan los hogares, también transmiten una identidad comunitaria construida desde el trabajo agrícola y la devoción heredada.
¿Qué origen tiene el baile campesino?
Los bailes de manga roja remiten a un tiempo en que el inicio de la siembra requería rituales colectivos.
El vestuario, los permisos y la música representan la organización de los peones en las haciendas y su relación con los ciclos agrícolas, hoy, estos bailes no solo evocan el pasado, sino que reivindican el lugar del campo dentro de la modernidad urbana.
Pese al crecimiento urbano de Toluca, que ha rodeado a Santa Ana Tlapaltitlán con fraccionamientos y centros comerciales, la comunidad conserva esta tradición como una forma de resistencia cultural.
¿Dónde se resguarda la imagen de San Isidro?
La figura principal que preside los festejos es una imagen basada en un óleo del siglo XVIII.
En el pasado, esta imagen era llevada por calles de tierra para bendecir las milpas.
Ahora, permanece en un retablo colateral dentro del templo parroquial, donde aún convoca a la comunidad a mantener la memoria del trabajo campesino.
Cada año, al sonar de los tambores y entre versos dedicados al agua y al pan, San Isidro vuelve a caminar simbólicamente por las calles del barrio, confirmando que la fe, cuando nace del trabajo y la tierra, no desaparece con el tiempo.