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Refugios del infierno

Ojalá existieran en nuestro país refugios suficientes… o mejor aún, ojalá no se necesitaran refugios para animales.

Publicado el

Por: Carolina Hernández

SAN PEDRO GARZA GARCÍA, Nuevo León.- Hola qué tal, soy Carolina Hernández y este es Sin Esdrújulas tu micro mini podcast en el que escribo cosas que luego leo para que no se me rompa más el corazón.

Y hoy, acomódese porque voy a hablarles de por qué no está chido tomarle una foto a un animalito lastimado o en condición de calle y poner “¿algún refugio que lo acepte?”.

Ojalá existieran en nuestro país refugios suficientes… o mejor aún, ojalá no se necesitaran refugios para animales porque todo mundo entendimos que comprar animales de compañía y no esterilizarlos nos hace cómplices del maltrato y la sobrepoblación de perros y gatos en situación de calle.

Pero vamos por partes.

Sí, en México existen algunos refugios (la mayoría se sostiene por donaciones y por el dinero propio de las rescatistas) pero siempre, siempre no importa cuando veas esto, están saturados.

Tienen animalitos esperando ser adoptados, a veces, durante años.

Los hogares temporales o casas puente son pocas y también siempre están llenas. Las deudas en las veterinarias se acumulan.

Los traslados, los tratamientos, son miles y miles de pesos que se necesitan para no ahogarse. Los casos de lugares que comenzaron como refugios y terminaron siendo un infierno para los animales son cada vez más comunes. Porque es insostenible (y porque hay gente muy enferma).

Tan solo en la Ciudad de México, alrededor de 25 millones de perros viven en las calles. Esto es más que en el resto de Latinoamérica.

De acuerdo con el INEGI, alrededor del 70% de los perros en México viven en la calle. Ya sean nacidos callejeros o simplemente abandonados.

Las rescatistas (porque sí, casi siempre son mujeres) que tienen a su cargo albergues o refugios sanos, son personas como tú y como yo con una familia, con un trabajo, con problemas personales, que tienen que lidiar con eso y con la agonía de ver todos los días fotos de perros y gatos maltratados y un mensaje que dice: “¿Algún refugio a donde los pueda llevar?”

Perdón, pero eso no ayuda tanto como pensamos. Sí, difundir es ayudar, pero una vez que se accionó en algo más que la foto.

Tenemos que empezar a hacernos corresponsables de esto.

¿No sabes cómo?

No te preocupes, yo te digo.

Sé tú una rescatista o un rescatista. No solo tomes la foto. Levanta una denuncia si se requiere para que las autoridades puedan tener un registro y así presionarlas para que intervengan. Lleva a ese pobre animal al veterinario a que reciba atención, busca una pensión o un hogar temporal donde pueda estar en resguardo… y entonces sí, ahí pide ayuda difundiendo. Ayuda para pagar los gastos que te genere, ayuda para que quienes tengan más exposición puedan compartir y encontrarle así un hogar.

Perdón, pero tomarle una foto a un perro amarrado en un árbol y poner “alguien que lo ayude” no te hace una mejor persona. Si no tienes tiempo ni ganas de involucrarte, mejor acepta que eres esa persona que no va a ayudar. Y listo.

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