En Puebla, ya son 2 quitadolores: rumano sanador y una poblana
En el estado de Puebla, ya hay 2 personas que se dedican al oficio de quitadolores.

Una característica común, pero poco analizada de la ciudad de Puebla es que, cuando un negocio o servicio comienza a tener fama y prestigio, la competencia suele aparecerse a lado o enfrente de ese negocio, con las mismas características y precios.
Y eso mismo le pasó al curandero rumano Mircea Gabriel, a quien en pocas semanas le salió “competencia”: se llama Elizabeth “Liza” Ponce, es poblana y también cura con las manos.

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Los quitadolores tienen filas interminables
Desde la semana pasada, las interminables filas compuestas principalmente por adultos mayores se trasladaron al Paseo Bravo, una alameda de medio kilómetro ubicada en los límites del Centro Histórico de la capital poblana.
Esto debido a que la plazuela del edificio Carolino, sede de la BUAP, colapsó por la cantidad de gente esperando aliviar sus dolores a través de las manos “milagrosas” del visitante rumano.

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¿Qué ha dicho el gobierno de Puebla del quitadolores?
El traslado también fue motivado por una polémica con el Gobierno del estado de Puebla, pues la presencia de Mircea Gabriel cuestionó la eficacia de los servicios de salud públicos locales.
A través de un comunicado de la Secretaría de Salud estatal, la dependencia trasladó al Ayuntamiento de Puebla la responsabilidad del permiso que debería tener el rumano para “curar” en la vía pública, advirtiendo que las revisiones médicas y los diagnósticos profesionales nunca podrán ser superados por las creencias.
El Ayuntamiento de Puebla, en otro comunicado, indicó que el rumano sanador deberá cumplir con las disposiciones normativas para actividades en vía pública. Si bien, la actividad artística callejera sí está reglamentada, lo cierto es que el Código Reglamentario Municipal no prevé qué hacer ante una situación de “curanderos”.

¿Quién es Liza, la quitadolores de Puebla?
Pero el fin de semana, el asunto se complicó más con la llegada al Paseo Bravo, justo a un lado de Mircea Gabriel, de la poblana Elizabeth Ponce, quien realiza curaciones “holísticas”.
“Vi que no se da abasto”, afirmó Ponce, entrevistada a propósito de su llegada, justificando que no es una competencia, sino que, al igual que el rumano, ayuda a sanar a las personas.
Ella afirma que tiene más de 11 años realizando esta labor, y consideró que no es justo que a Mircea Gabriel, por ser extranjero, los medios locales le dieron una proyección exacerbada; en tanto, a ella como local, su labor pasa desapercibida.
Indició que es estudiante de la Escuela de Estudios Superiores en Medicina Alternativa y Complementaria, en la capital poblana, y sólo los días miércoles no acude al Paseo Bravo, ya que ese día tiene clases.
Al igual que Mircea, Elizabeth no cobra a las personas que ayuda, pero acepta las donaciones, tanto económicas como en especie, que le brindan quienes acuden con ella, que en su mayoría son adultos mayores varones. Curiosamente, con el rumano acuden mayoritariamente mujeres adultas mayores.

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