Momias en Yucatán: Conoce la historia de los cuerpos hallados en Santa Elena
El museo donde se encuentran es uno de los principales atractivos del municipio
SANTA ELENA, Yucatán.- En México, son muy famosas las momias de Guanajuato, todos los días cientos de personas llegan a visitarlas, pero no es el único lugar en el país donde se pueden encontrar restos momificados, pues en Yucatán también hay un museo donde se exhiben y se encuentra en el municipio de Santa Elena.
A menos de 100 kilómetros y a poco más de una hora de viaje desde Mérida, se encuentra Santa Elena poblado que se ha vuelto celebre por albergar los cuerpos momificados de los que fueron niños, de entre tres y seis años de edad.
Estos fueron encontrados bajo la iglesia de San Mateo mientras se realizaban remodelaciones al edificio en agosto de 1980, cuando al retirar el piso de la iglesia descubrieron doce ataúdes con los restos, que a excepción de sus órganos internos , aún conservaban su cabello, uñas, pestañas, dientes y piel, así como su vestimenta.
De los doce cuerpos que datan del Siglo XIX, cinco fueron enterrados otra vez, tres trasladados al a Mérida para su análisis forense y cuatro entregados al INAH para su análisis y conservación; estos últimos son los que se encuentran en Santa Elena exhibidos en el museo.
Las momias están exhibidas tal y como fueron encontradas, con sus prendas de algodón, gorros y chales, todos indicadores de su estatus social, por lo que pudo tratarse de hacendados o migrantes alemanes que llegaron a Yucatán en el siglo antepasado.
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También se exhibe una tumba maya con un esqueleto real con diferentes objetos que fueron enterrados como ofrenda cuando fue sepultado.
¿Por qué se convirtieron en momias?
El proceso de momificación de estos cadáveres no fue realizado a propósito, sino que se dieron circunstancias que lo provocaron. Estos fueron enterrados en cajones de madera de cedro que contiene una sustancia llamada tanino.
Esta sustancia tiene efectos bactericidas que posiblemente inhibieron la descomposición de los cuerpos. Además, se descubrió cal en el piso de la fosa donde los enterraron.
La cal impide la proliferación de hongos y bacterias. Por si fuera poco, había ranuras en el piso de los ataúdes, lo cual pudo haber permitido que se filtraran los fluidos de los cuerpos.
