Castillo de Nueva Apolonia: espacio histórico de El Mante que evoca el esplendor porfiriano
Ubicado en la ex‑hacienda El Naranjo, este castillo de estilo europeo es testigo vivo de la historia agraria y aristocrática del sur de Tamaulipas.
Al sur de Ciudad Mante, en la comunidad de Nueva Apolonia, se alza un imponente edificio que parece sacado de un cuento medieval: el Castillo de Nueva Apolonia.
Levantado a fines del siglo XIX como parte de la ex‑hacienda El Naranjo, este espacio histórico hoy muestra los vestigios de una época de opulencia y modernidad rural en el estado.
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Aunque abandonado, su arquitectura y legado lo convierten en un símbolo patrimonial que, en breve, será restaurado para convertirse en centro cultural.
¿Cuál es su origen y estilo arquitectónico?
El castillo comenzó a construirse alrededor de 1891, durante los años dorados de la ex‑hacienda El Naranjo, con su fisonomía final asentada a principios del siglo XX. Concebido con muros de piedra local, ladrillo artesanal y cantera en escaleras y barandales, su estilo combina elementos medievales con la elegancia propia del porfiriato.
Sus torreones, almenas y fachada simétricamente compuesta contrastan con el entorno rural, evocando una residencia aristocrática. La hacienda también contaba con una capilla y una calera, además de albergar escuela mixta y telégrafo desde 1910.
¿Quiénes visitaban este espacio durante su apogeo?
Durante su máximo esplendor, el castillo fue punto de encuentro de la elite regional. Se sabe que Porfirio Díaz no solo conocía el lugar, sino que lo frecuentaba como sitio de cacería. En el registro de visitantes, también aparecen nombres destacados como Charles Lindbergh y el actor Gary Cooper, quienes estuvieron allí entre 1910 y 1960.
Ligado al linaje de los Sáinz Trápaga —familia acaudalada de Tampico—, el inmueble evidenció la riqueza agropecuaria de la región, con más de 15,000 cabezas de ganado en su apogeo.
¿Qué futuro le espera al castillo?
Tras casi seis décadas de abandono —el último habitante data de los años 50—, el inmueble hoy se encuentra en ruinas, con muros semi derruidos, vegetación invasiva e interiores saqueados. Sin embargo, las autoridades estatales y el ITCA han impulsado un plan de restauración para revitalizarlo como espacio cultural y turístico.
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La meta es conservar su riqueza arquitectónica, habilitarlo para actividades culturales, talleres, conferencias y turismo, además de integrar a las comunidades rurales en su resurrección patrimonial, fortaleciendo el orgullo local y la economía regional.
El Castillo de Nueva Apolonia es más que ruinas: es memoria y resiliencia. Su futuro como espacio histórico y cultural será muestra de que el pasado, bien cuidado, puede volver a dar frutos de orgullo, conocimiento y desarrollo en el sur de Tamaulipas.
