La 'garra' de un victorense: del básquetbol de élite en México a ser joven empresario
Descubre la inspiradora historia de Gilberto Berrones, un deportista que se convirtió en empresario tras una trayectoria en baloncesto de alto rendimiento.

El deporte forma no solo atletas, sino líderes con mentalidad de éxito, esta es la premisa que acompaña la vida de Gilberto Berrones, un joven victorense cuya pasión por el baloncesto lo llevó a los escenarios más competitivos del país, y que hoy utiliza esa experiencia para forjar un nuevo camino como empresario.
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A sus 23 años, Gilberto ha vivido un proceso acelerado de madurez, donde la disciplina de la duela se ha transferido al mundo de los negocios, demostrando que el "extra" que distingue a un jugador extraordinario se aplica a cualquier ámbito de la vida.
Su trayectoria comenzó de manera inesperada en una cancha de primaria, impulsado por sus amigos y la inquebrantable fe de sus padres.
Este apoyo fue crucial para que Gilberto se atreviera a dar el salto a las ligas mayores, dejando su casa a una edad temprana para entrenar con una intensidad reservada solo para la élite.
Su historia es un testimonio de cómo la determinación puede vencer cualquier obstáculo físico, incluso en un deporte donde la estatura parece ser un requisito primordial, forjando el carácter de un campeón.
¿Cómo fue el salto de la cancha de la primaria al alto rendimiento nacional?
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Gilberto confiesa que su verdadera pasión era el fútbol, pero una invitación fortuita al básquetbol a los 11 años cambió su destino.
En cuestión de meses, su compromiso y talento lo llevaron a su primer Campeonato Nacional, representando a Tamaulipas, el punto de inflexión fue la convocatoria a una academia en el Centro de Alto Rendimiento (CNAR) en la Ciudad de México.
A pesar de su corta estatura (1.70 m) en comparación con jóvenes de 1.90 m, Gilberto se inscribió en secreto y, con el apoyo incondicional de su familia, logró ser uno de los 12 seleccionados de su categoría. Allí, la mentalidad de campeón fue clave.
¿Cuál fue el sacrificio físico y mental de entrenar en el CNAR?
A los 13 años, Gilberto se integró a un régimen de vida que pocos jóvenes resistirían: un internado con jornadas de entrenamiento de seis a ocho horas diarias.
Se levantaba a las 6:00 a.m. para gimnasio, seguido de cancha, escuela, y más entrenamiento por la tarde. Su dieta era estricta, priorizando la proteína y la ausencia de aceites y azúcares.
La exigencia no solo era física, sino mental, pues tuvo que madurar antes de tiempo, lidiando con la presión y la soledad de estar lejos de casa. "No se trataba solo del talento, sino de la mentalidad de soportar las exigencias", afirma.
¿Qué se siente representar a México en el extranjero?
La recompensa de tanto esfuerzo llegó con la oportunidad de vestir la camiseta de la Selección Nacional de México. Gilberto representó al país en múltiples torneos, incluyendo el Centro Básquet U16 en Puerto Rico, donde el equipo se coronó campeón, venciendo al anfitrión en su propia casa, un momento que describe como "inolvidable".
Para él, escuchar el himno nacional y recordar el camino recorrido fue una emoción que "siempre llevará en el corazón", una reivindicación ante quienes dudaron de su potencial por su estatura.
¿Cómo el básquetbol le abrió las puertas a las mejores universidades?

Gracias a su trayectoria en selecciones nacionales y su participación en torneos con la NBA Latinoamérica, Gilberto fue contactado por varias instituciones de prestigio.
Su elección fue el Tec de Monterrey Campus Puebla, una de las mejores universidades del país.
Este paso no solo consolidó su carrera deportiva, sino que priorizó su desarrollo académico, continuando su formación bajo la tutela de entrenadores con los que ya había trabajado en el CNAR, formando una "camada" de jugadores con un estilo de juego y química excepcionales.
¿Por qué un atleta de alto rendimiento decide dejar su carrera y volver a casa?
Tras nueve años fuera de Victoria, el destino de Gilberto dio un giro inesperado.
La muerte de su padre, su "fan número uno", lo sumió en un profundo bache emocional, perdiendo la motivación para jugar y sintiendo una creciente preocupación por su madre y su hermana.
Sentir que ya no pertenecía a su entorno universitario y la ausencia de su figura paterna, lo llevó a tomar la difícil decisión de regresar a casa a los 21 años. "Si no te sientes a gusto en un lugar, no te aferres", aconseja.
Este regreso, aunque doloroso, fue un acto de amor y la búsqueda de un nuevo propósito, demostrando la importancia de la salud mental y el apoyo familiar en los momentos de crisis. El básquetbol, que antes era una necesidad y un abrepuertas, cedió su lugar a un nuevo enfoque: apoyar a su familia y forjar su camino como empresario.

¿De qué manera la disciplina del deporte lo impulsó a emprender en Victoria?
Una vez en casa, y con la intención de apoyar a su familia, Gilberto se propuso utilizar la misma determinación que lo llevó a la élite deportiva para construir un nuevo proyecto.
Junto a su pareja, canalizó la energía de sus años de entrenamiento hacia la creación de un negocio. La experiencia en el Tec y el rigor adquirido en el CNAR le brindaron las herramientas de organización y gestión que ahora aplica a su vida empresarial.

¿Qué tan difícil es para un joven construir un negocio sin la figura paterna?
El peso de convertirse en el "hombre de la casa" fue un factor que, sumado a las preocupaciones económicas y personales, lo llevó a una crisis.
Sin embargo, en lugar de dejarse consumir, Gilberto demostró que la fortaleza mental que desarrolló en la cancha era su mayor activo.
Su emprendimiento es un homenaje a la resiliencia y al apoyo incondicional de su madre y su hermana, y a la memoria de su padre, quien siempre creyó en él.
