¿Romper un espejo trae mala suerte? Esto dice la superstición en Tamaulipas
¿Qué significa romper un espejo en México y Tamaulipas? Explora las creencias populares y los remedios para contrarrestar la mala suerte.
Romper un espejo sigue siendo una de las supersticiones más conocidas en México, y en Tamaulipas no es la excepción.
Aunque se trata de una creencia con raíces antiguas, la idea de que el accidente puede traer consigo siete años de mala suerte continúa viva en la cultura popular.
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¿De dónde surge la superstición de los siete años de mala suerte?
El origen de esta superstición se remonta a la Grecia y Roma antiguas, donde se pensaba que los espejos no solo reflejaban la apariencia, sino también el alma. Romper uno implicaba, entonces, un daño espiritual.
Con el tiempo, los romanos vincularon este infortunio a los ciclos de regeneración del cuerpo, que, según creían, ocurrían cada siete años.
En la Europa del Renacimiento, cuando los espejos eran objetos costosos y valiosos, romperlos también significaba un duro golpe económico, lo que ayudó a reforzar la idea de la desgracia prolongada.
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¿Cómo se vive esta superstición en México y Tamaulipas?
En México, encuestas realizadas por Consulta Mitofsky sobre creencias populares muestran que la superstición del espejo roto se encuentra entre las más compartidas, junto con tirar la sal o cruzarse con un gato negro.
En Tamaulipas, donde las tradiciones y el folclore siguen muy presentes en la vida cotidiana, es común escuchar que al romper un espejo se “rompe” también la suerte de la persona.
Además, la costumbre de cubrir los espejos cuando alguien fallece mantiene la asociación de estos objetos con el alma y la espiritualidad.
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¿Qué hacer para evitar la mala suerte si se rompe un espejo?
La tradición popular ofrece varios remedios. Uno de los más difundidos es recoger los fragmentos del espejo y sumergirlos en agua con sal, para después enterrarlos o desecharlos lejos de casa.
Otros aconsejan arrojar los restos a un río o esperar la luna llena para enterrar un pedazo grande.
Estas prácticas, más que eliminar la mala suerte, funcionan como un alivio simbólico ante una creencia que ha sobrevivido al paso de los siglos.
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