Si viajas por esta carretera de Tamaulipas puedes comprar en el camino el mejor camarón seco
En la carretera entre San Fernando y Las Norias, los viajeros encuentran una joya gastronómica local

Si este año piensas recorrer la Carretera 101 rumbo a San Fernando, no dejes pasar la parada en Las Norias. En este punto el sencillo letrero y un puesto modesto sorprenden, porque ahí se ofrece uno de los camarones secos más deliciosos de la región. No es sorpresa que locales los recomienden: “puedes comprar los camarones secos enchilados más ricos de la región”, escribió un viajero en redes.
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La venta, que se realiza en un pequeño establecimiento justo a la orilla de la carretera, resalta por su autenticidad: camarón secado al sol y preparado artesanalmente, con ese sabor salado y ahumado ideal para degustar o regalar.
El aroma se percibe desde lejos y averiguar su precio y presentación es tan parte de la experiencia como el viaje mismo.
¿Qué hace especial al camarón seco de Las Norias y cómo lo preparan?
Este camarón proviene de procesadores locales, típicos del sur de Tamaulipas y Veracruz, donde el secado al sol es una tradición gastronómica. Una vez cocido en agua salada, se tiende para que se conserve al natural.
Lo que vende este punto son camarones secos y también enchilados, aptos para comer directamente como botana. El contraste entre la sal marina y el picante es lo que enamora a quien prueba uno.
¿Quiénes son los viajeros que no perdonan este snack?
Comerciantes, traileros, familias del norte que regresan de caminatas o visitas a la playa, lo reconocen como “el recuerdo sabroso del camino”. Un video en sitios de venta regionales confirma su popularidad: “¿Conoces el Camarón de Las Norias?
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Para todos los amantes del camarón seco botanero, ya lo tenemos…”. La mayoría llega por recomendaciones de boca en boca: “Es cosa de pasar y preguntar, pero vale la pena cada peso”.
¿Por qué esta parada en Las Norias debe estar en tu ruta?
Primero, porque representa la gastronomía tradicional del litoral tamaulipeco: simple, honesta y con sabor regional. Segundo, porque es ideal para llevar: el camarón seco dura bastante bien, se guarda casi sin cuidado y es un regalo auténtico.
Tercero, porque la experiencia de comprarlo, con el calor del sol y el olor a mar, es el complemento perfecto a ese viaje largo por la carretera.
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