Dama blanca: el pez fantasmal de Yucatán que merodea en los cenotes
Los cenotes de Yucatán son un ecosistema que alberga especies endémicas que se han adaptado a este ambiente

La dama blanca ciega (Olgibia perseai), conocida en maya yucateco como sak kay o “pez blanco”, es una de las especies más enigmáticas y únicas del planeta. Este pequeño pez, que no supera los 10 centímetros, vive exclusivamente en los cenotes y ríos subterráneos de la península de Yucatán, donde ha desarrollado sorprendentes adaptaciones para sobrevivir en la oscuridad total.

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¿Qué características hacen única a la dama blanca?
Este pez cavernícola carece de ojos, es anoftálmico, y tampoco tiene escamas. En su lugar, utiliza un sofisticado sistema sensorial que funciona como un “radar” para desplazarse y detectar a sus presas. A través de la línea lateral, un órgano especializado en percibir vibraciones y estímulos químicos en el agua, logra orientarse, evadir depredadores y localizar alimento.
La dama blanca es vivípara, lo que significa que sus crías nacen vivas y no de huevos. A pesar de su tamaño reducido, es un depredador tope en su ecosistema, alimentándose principalmente de diminutos crustáceos como cangrejos y camarones.
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¿Por qué su avistamiento reciente causó sorpresa?
En una reciente exploración de cuevas y cenotes en Yucatán, investigadores registraron un hallazgo inusual: una dama blanca nadando a solo un metro de profundidad. Esto resulta atípico, ya que comúnmente habita en zonas mucho más profundas, visibles únicamente para espeleobuzos.
El hallazgo confirma la importancia de los cenotes como refugio de especies únicas que evolucionaron únicamente en la península de Yucatán, convirtiendo a este pez en un verdadero tesoro natural.
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¿Por qué la dama blanca está en peligro de extinción?
Aunque es un pez endémico exclusivo de Yucatán, sus poblaciones son pequeñas y vulnerables. Factores como la contaminación agrícola, industrial y urbana, así como la intrusión salina provocada por el cambio climático y la sobreexplotación de agua, ponen en riesgo su supervivencia.
Expertos advierten que sin medidas de protección, esta especie podría desaparecer como ya ha ocurrido en otros cenotes afectados por la contaminación. Proteger los cuerpos de agua y las selvas que los rodean es esencial para asegurar la permanencia de la dama blanca y de la biodiversidad que habita en estos ecosistemas.