Niño en terapia intensiva por pelotazo en Estadio Harp Helú
La emoción de un partido de béisbol se detuvo en un instante para el pequeño Simón, la tarde terminó abruptamente en una emergencia médica.

Lo que comenzó como una emocionante tarde de béisbol para el pequeño Simón, se transformó abruptamente en una emergencia médica que hoy lo tiene en la unidad de cuidados intensivos.
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¿Qué le pasó a Simón?
El pasado miércoles 20 de agosto, durante un partido de los Diablos Rojos del México en el Estadio Alfredo Harp Helú, un impacto con una pelota de foul le provocó una grave lesión cerebral que requirió una intervención quirúrgica de alto riesgo.
El incidente, que inicialmente pareció ser solo un fuerte golpe, reveló su verdadera gravedad con el paso de las horas. Tras el impacto, y a pesar de la conmoción inicial, no se detectaron consecuencias mayores.
Sin embargo, los síntomas alarmantes comenzaron a manifestarse posteriormente, obligando a su familia a buscar atención médica de urgencia.
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¿Qué le diagnosticaron a Simón?
El diagnóstico, confirmado por una tomografía realizada el jueves 21 de agosto, fue devastador: una hemorragia cerebral que ejercía una presión peligrosa sobre una arteria. El equipo médico determinó la necesidad de una cirugía inmediata para salvar su vida.
Durante el complejo procedimiento, los cirujanos lograron drenar la hemorragia, adicionalmente, realizaron una craneotomía, abriendo el cráneo para colocar un pequeño drenaje con el objetivo de evitar la acumulación de presión intracraneal, una complicación crítica en este tipo de lesiones.
¿Cómo se encuentra Simón?
Al día de hoy, Simón continúa su recuperación en la unidad de cuidados intensivos, donde su estado es monitoreado constantemente por el personal de salud. Su familia, amigos y la comunidad beisbolera se han volcado en muestras de apoyo, esperando noticias favorables sobre su evolución.
Este desafortunado accidente ha reavivado el debate sobre las medidas de seguridad para los espectadores en los estadios de béisbol, especialmente en las zonas no protegidas por mallas, donde las pelotas bateadas de foul pueden alcanzar altas velocidades y representar un riesgo significativo para el público.
Mientras tanto, la principal preocupación sigue siendo la salud de Simón, un joven aficionado que hoy libra el partido más importante de su vida.
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