En el altar de muertos, estas son las bebidas preferidas en Tamaulipas para recordar a sus seres queridos
El Día de Muertos en Tamaulipas se celebra con sabor: bebidas tradicionales que honran la memoria y la identidad.

El Día de Muertos en Tamaulipas no solo se vive con flores de cempasúchil, velas y pan de muerto, sino también con una amplia variedad de bebidas que evocan recuerdos y sentimientos. En cada altar, las familias colocan los sabores favoritos de quienes partieron, como una forma de mantenerlos presentes y agradecer su legado.
Desde el café recién hecho hasta el mezcal artesanal y tequila, cada sorbo representa una historia, una costumbre y una parte esencial de la identidad tamaulipeca. En estas fechas, el aroma de las bebidas tradicionales llena los hogares y los panteones, recordando que la muerte, más que ausencia, es motivo de reunión y memoria.
¿Qué bebidas no pueden faltar en un altar tamaulipeco?
El café de olla es, sin duda, una de las más representativas. Preparado con canela y piloncillo, su aroma cálido acompaña las oraciones y las pláticas frente al altar. También se acostumbra colocar atole, ya sea de maíz, chocolate o vainilla, como símbolo de alimento espiritual y afecto.
En algunos hogares, el champurrado se vuelve protagonista, especialmente en la zona centro del estado, donde su textura espesa y su dulzura invitan a compartir. Por otro lado también se colocan refrescos de cola o del sabor preferido del difunto.
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¿Por qué se ofrecen bebidas alcohólicas a los difuntos?
En Tamaulipas, como en gran parte de México, las bebidas alcohólicas forman parte del homenaje. El tequila y el mezcal son ofrendas comunes, especialmente cuando el ser querido los disfrutaba en vida.
En comunidades rurales, se colocan también aguardiente o licor de caña, considerados símbolos de alegría y energía vital. Esta costumbre refleja la idea de que los muertos regresan a celebrar con sus familias, degustando aquello que les hacía felices.
La diversidad geográfica del estado influye notablemente. En el sur, donde el clima es más cálido, se prefieren bebidas frescas como el tepache o las aguas de frutas. En el altiplano y las zonas serranas, las familias optan por bebidas calientes, ideales para las noches frescas de noviembre.
En el norte, el café y el tequila suelen ser los más recurrentes, combinando tradición y orgullo regional.
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¿Cómo se preparan las bebidas tradicionales para el altar?
La preparación es un acto de amor. Las familias suelen hervir el café en ollas de barro, moler el maíz para el atole o cocer el piloncillo con canela desde días antes.
Todo se hace con dedicación, respetando las recetas heredadas. Más allá de la técnica, lo importante es la intención, cada bebida se ofrece con el deseo de reconectar con quienes ya no están.
Más que simples ofrendas, las bebidas representan la unión entre el pasado y el presente. Son la expresión líquida de la memoria colectiva, una manera de brindar con los ancestros y reafirmar la identidad local.
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