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CDMX

Arely, la joven talachera de la CDMX que rompe estereotipos y demuestra que la fuerza no tiene género

A sus 17 años, Arely no solo estudia: cambia llantas y mantiene vivo el taller que su papá abrió hace más de una década. Desde la colonia Bondojito demuestra que la fuerza no tiene género.


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Por: Paola Paz

Entre llantas, parches y herramientas, creció Arely  quien desde su curiosidad de niña aprendió el oficio de su padre.  Su historia comenzó cuando sus padres dejaron Veracruz y llegaron a la CDMX, buscando una mejor vida. Su papá, exmilitar, empezó lavando autos, mientras su mamá trabajaba en el mercado de Río Blanco. 


Con el tiempo, él decidió aprender el oficio de talachero. En 2008, con ayuda de un patrón que le prestó herramientas, abrió su propia vulcanizadora en la colonia Bondojito, sobre Norte 72-A. Ese mismo año nació Arely.

Mi papá inauguró la vulcanizadora en 2008, el mismo año en que yo nací. Me dice que algún día me la va a heredar

Cuenta Arely con una sonrisa tímida pero segura -

Hoy, 16 años después, el pequeño taller sigue en pie, con las huellas del tiempo marcadas en las paredes y en las manos de quien lo trabaja.

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Sin muñecas, con herramientas

Arely nunca jugó con muñecas, mis juguetes eran las herramientas”, dice entre risas.

A los ocho años, mientras otros niños jugaban en la calle, ella mostró curiosidad por lo que hacía su papá y observaba. Un día, Arely decidió ayudarlo. 

Yo solita vi cómo se hacía y me puse a cambiar una llanta. Mi papá salió, me corrigió y me empezó a enseñar desde ahí

Arely -

Desde entonces, el taller se convirtió en parte de su rutina. Estudia por las tardes y trabaja por las mañanas, de lunes a sábado, entre neumáticos, herramientas y clientes que ya la conocen por nombre.

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Romper con los prejuicios: no hay trabajos de hombre o mujer

El trabajo no le asusta. Lo que a veces pesa, dice, son los prejuicios.

Hay personas que me dicen: ‘¿No está tu papá?’, como si yo no pudiera hacerlo. Yo les contesto: si quiere, espérelo; si no, yo trabajo igual que él.

Arely -

Aunque algunos clientes aún se sorprenden al verla, otros ya llegan buscando su trabajo.

Luego preguntan por ella”, dice su padre, orgulloso. “Ella aprendió viendo. Trabaja muy bien, no le tiene miedo a nada

Arely -

Pero su fuerza no se mide solo en el taller. Hace unos años, su papá sufrió un infarto y más tarde una operación de cataratas que lo dejó sin poder trabajar por meses. En ese tiempo, Arely y su madre se encargaron de todo.

Mis hermanos querían vender el local porque decían que yo era una niña y no podía hacerlo. Pero yo les dije: sí puedo. Y con mi mamá sacamos adelante el negocio

Arely -

El taller se mantuvo abierto gracias a ellas dos. “No hubo fallas ni accidentes. Trabajaron muy bien”, recuerda su papá con voz emocionada.

Más que un oficio, una lección de vida que enseña disciplina

Arely no sueña con ser talachera toda la vida. Su meta es convertirse en militar, como su padre. Pero si el destino toma otro rumbo, no teme seguir aprendiendo.

Sé dibujar, hablo un poco de otros idiomas y quiero seguir aprendiendo muchas cosas. Este trabajo me ha enseñado disciplina, y eso me sirve para todo

Arely -

También tiene un deseo claro: enseñar a otras mujeres a cambiar una llanta, a no depender de nadie cuando una rueda se poncha.

Les diría que sí pueden hacerlo. No hay que tener miedo. Solo hay que saber usar bien las herramientas y tener maña. Las mujeres también podemos

Arely -

Arely explica con precisión y técnica lo que se necesita: una llave resistente, un tubo para hacer palanca y un gato en buen estado. Habla con la seguridad de quien ha aprendido haciendo, y con la paciencia de quien quiere compartir ese conocimiento.

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La talachera que inspira

El local en la Bondojito huele a caucho, a esfuerzo y a historia. Entre las llantas apiladas, el sonido de la compresora y el murmullo del tránsito, Arely representa una generación que rompe moldes.“Todo trabajo tiene su disciplina. Y si se hace con amor, se hace bien”, dice, mientras limpia sus manos manchadas de grasa.

Su historia no solo es la de una joven que ayuda a su familia: es la de una mujer que aprendió a cambiar ruedas y también su propio destino.

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  • Lugar: Vulcanizadora “El jarocho” de la familia de Arely
  • Norte 72-A, colonia Bondojito, Ciudad de México
  • Horario: Lunes a sábado, de 10:30 a 18:00 hrs


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